CON LA "e"

Embracilao: situación de incomodo que sufre el campanillero que carga un instrumento talla andacapadre y que le impide moverse con soltura y donaire.  
Embrocar: echarse a pecho la botella de coloraillo o pacharán para aclarar el gollete entre copla y copla, con riesgo inminente de enfangarse de la zamarra a los leguis.
Emperingotao: subido a la pingoya.
Encetá: comenzar el ensayo de un villancico nuevo: “el viernes encetamos La Pastorcita
Enguruñao: Hecho una gurruña al recoger la barba sobre el pecho por mor del gris reinante en las madrugadas en las que no se le teme ni al frío ni al agua ni a las malas noches….
Envilmao: estado de desorden originado por acumulación de gachiperres en la mesa de la sala de ensayos que impide que quepa una fronza.
Escachifollao: cortinización, según Madoz,  de la frase italiana “e quassi fogiatto” que  alude al estado lamentable en que ha quedado alguna criatura o ser inanimado, aunque formalmente no haya sido penetrado.
Escamao: desconfianza o prevención que afecta al campanillero que supone que algún vocablo de este diccionario es por su culpa.
Escamondao: limpio de escama y monda. Suele aplicarse al campanillero o instrumento musical que muestra una extrema limpieza en su apariencia personal o traje de concierto.
Escanalao: argülle este término  a la situación de desfalandranamiento  corpóreo y emocional que sufre el campanillero victima de alguna churretá, la cual  propicia un sustancioso ataque de risa.
Escarranchao: Campanillero cuyas extremidades inferiores forman ángulo próximo a los 45º, por volumen exceso de bolsa escrotal.
Escuajarao: expresión emocional que lleva al público a manifestar un berrón abundante y sonoro cuando no le gusta un villancico.
Escuarrancá: posición en tierra y patiabierta en la que queda la campanillera, con riesgo de hacer ventosa sobre la corteza terráquea, que por rotura de tacón ha perdido el equilibrio.
Escuchimizá: enunciase este calificativo a aquella campanillera estricta y rigurosa en su dieta lo que le provoca una fisonomía anoréxica cual guarra  tía Justa.
Escuerzo: campanillero de extrema delgadez, por no aplicarse con fruición a los productos, tanto magros como pringos,  del ibérico.
Escurcar: acción de separar con meticulosidad los componentes de una mezcla, con intención de aventar al vacie los inservibles o inútiles.
Esfalagaol: campanillero manirrota, el cual, sin sentido de mesura, derrocha su pecunio de forma escandalosa.
Esforonía: situación de disgregación en la que para alguna vianda cuya textura final debiera ser de cumplida cohesión. Aplícase, un poné, a la sopa de tomate de antevísperas que comimos una vez.
Esjalazal: destrodar, destruir, descomponer en todas sus partes algún instrumento sonoro o de otra índole.
Esmanganillao: decaimiento y falta de vigor fisiológico provocado por la falta de ingesta apropiada en cantidad y variedad, lo que provoca una apariencia  similar al de la guarra  tía Justa
Espaletillao: deslome dorsal acaecido por el sobrepeso del que se arrana el campanillero del bajo.
Espaletillar: alude esta acepción a la situación de despilfarro en la que puede caer el grupo musical que come más que canta, creando una situación deficitaria muy lamentable y crítica en los fondos comunales.
Esperabán: afección subcutánea a  modo de quiste o cotobullo que afecta a los cuartos traseros de las bestias y campanilleras, produciendo unos andares inseguros a la par que poco elegantes.
Esparniquebrao: malo, malo
Esparrampao: orificio corporal abierto en demasía: “me quedé con la boca esparrampá oyendo el bolero”.
Espeñicar: verbo que predica sobre la acción de romper en menudencias, generalmente a pellizcones de los pulgares e índices, alguna materia o vianda que cumple mejor su función si se aplica en trozos chiquerreninos.
Esperrío: explosión bucal, surgimiento de bolo alimentario producido por ataque de tos o risa incontenible, que acontece al campanillero falto de autocontrol, en la ingesta y en  sus manifestaciones emotivas.
Espolicazo: hincar  impetuosamente  la espuela. Figuradamente, salida de tono, desaire máxime  si me apuras, con el que suele contestar la campanillera relambía, cuando alguna circunstancia  no es de su agrado.
Estampío: golpe fuerte o porrazo imperioso  con el que se percute con saña el pandero, cántaro o crótalo, evidenciando un gran entusiasmo musical del ejecutante.
Estornillao: alude este vocablo al campanillero, que por haber perdido un tornillo de su maquinaria encefálica ,muestra un comportamiento un tanto farrao, o en su caso, neurótico.
Estrebegil: sonido estridente producido por el afinado sincrónico de intrumentos de cuerda de timbre diverso.
Estupe: enfrentamiento agresivo y ruidoso  provocado entre campanilleros  por dificultades armónicas, o en su caso musicales.