CON LA Z



Zajumerio: sahumerio. En nuestro caso, gamberrada consistente en meter en una lata pelos, cascos de bestias y todos los materiales pestosos que se recuerden, prenderles fuego y ponerlos en la puerta casa de algún vecino, generalmente el más relatón, para reírse la chavalería un rato.
Zalenque (a): ir a zalenque  es ir con una prisa enorme, dándose con los calcañales en el culo.
Zamacuco: el cortesano que es señalado de zamacuco es más bruto que una esquina para irritación del que intenta hacerlo entrar en razón.
Zambuyo: como el zamacuco poco más o menos
Zampatarama: ir a zampatarama y a zalenque es lo mismo. Si te sientes estresado, te recomiendo que un día vayas a zalenque y otro a zampatarama, verás como mejora  tu agobio vital al variar tu situación estresante.
Zampuzo: establecimiento de poca calidad. Vivienda pequeña y mal pergeñada.
Zancajá: zancada larga, incluso más grande que las que se dan para ir a comer.
Zaque: individuo glotón que por mor de su gula se ha puesto hasta el gollete.
Zaragalla: rebujina de comida. Guarnición que acompaña a la vianda principal.
Zarzo: doblado con perforaciones en su tablazón que permite el paso del calor y humo del fuego realizado en el piso inferior, cuyo objetivo es avellanar las castañas o bellotas.
Zoquetazo: estampió  o porrazo manual que se da a alguien con el que estamos dolidos  para que le duela. Golpe dado con el zoquete.
Zopo: romo, gastado. Se dice de los útiles de corte que no se afilan. “Estoy zopo de decirte como  se hacen las cosas”
zoquete: muñón, extremo de la extremidad a la que se le ha amputado un trozo.
zorrá: zorrería, astucia en el modo de actuar de la persona que no es directa y quiere alcanzar sus objetivos por el camino siniestro.
Zorrera: candela mal fraguada y humeante, de las de llorar, vamos
Zorromícalo: murciélago. Siempre hemos creído que les gustaba fumar.
Zorruno: cuando alguien huele a zorruno le aplicamos la expresión: “jiedes más que un zorro al hombro”
Zugar: chupar, sorber, cucar, extraer el zugo.
zugo: líquido de las frutas carnosas que se extrae con un exprimidor o bien  zugando
Zurrapa: carnecilla que queda al freír las mollejas  o los lomos en manteca y que repellando una tostada está de lujo

CON LA U Y CON LA V



Ubrero: afectación dolorosa que padecen  algunos rumiantes en las tetas y que produce una mala leche…
Unto: empella de guarro salada, cosida y curada, que untada sobre la tostada es muy recomendable en desayunos y meriendas, como la leche, cacao, avellanas y azúcar.

Con la “V”
Vacie: este sustantivo señala al vertedero donde se arrojan las basuras
Viso: se aplica con sorna  e ironía sobre la mancha costrosa y pertinaz que muestra alguien sobre el cuerpo o ropa
Vasija: se improperia de esta índole al cortesano vil y despreciable que se deshonra con sus malas acciones y peores decires.
Viajera: guagua
Vejigazo: porrazo o caída dado por una cortesana, la cual le hace dar con sus carnes en la tierra, con el natural atufamiento por su parte y general cachondeo de la concurrencia
Vencejo (estar como): esta expresión representa que quien está en esta situación, se encuentra tan apocado y falto de fuerza que no puede con el jato
Vergoña: cuando te da vergoña te pones colorado como una pava, te sudan las manos y tartajeas. Los psicólogos conductitas, después de concienzudos estudios concluyen que cuando te da vergoña es por timidez.
Verraquear: llorar como un verraco. Esto incluye lagrimeo, moqueo y cierto babeo, acompañados con estridentes ayes y perrengues. Eso si, debe ser prolongado en el tiempo y no cortarse al primer  jipío.
Virorto: que te digan virorto no es bueno ni malo, es una salutación imprecisa que no entraña el menor desprecio y el mayor aprecio.

CON LA "T"




Tagarnina: seta que nacen sobre los troncos de los chopos cuando caen las primeras aguas del otoño
Tagarrero: avispero agresivo y peleón que ataca de forma violenta a los mortales humanos que, desprevenidos, se los encuentran trastejando.
Tana: después  de las tagarninas, las siguientes en nacer son las tanas. Cuando llueva cuenta veintiún días y búscalas en los castaños, alcornocales…
Tanaina: Esta expresión la usamos  para indicar que no debemos dejar pasar un hecho favorable, pues es poco frecuente que la ocasión se repita: “tanaina te ves en otra puede traducirse por la ocasión la pintan calva.
Tanganillo: palo a modo de trangallo que se amarra a algún animal rafero y saltador en cuello o pata para limitar su movimiento.
Tansiquiera: ni siquiera: “no dijo ni mu, tansiquiera me miró”
Tapón (de alberca): tapón o tapón de alberca se aplica al cortesano o cortesana menudo de talla, pero rechoncho y orondo como un mazmarro.
Taquera: saúco. Árbol cuya madera tiene un corazón o médula muy blanda y esponjosa, por lo cual es fácil perforar y utilizar como juguete  proyector de tacos (tapón que cierra un extremo) impulsándolo con un eje o émbolo como el de las bombas de las bicicletas ¿Habéis cogido el nombre?
Tarabiquear: es la acción del artesano que cortisquea, raspa y pule la madera, el corcho, el cuero…para elaborar o reparar objetos muy bonitos, un poner, tirabiques.
Taramazo: ramazo que te da en la cara, cuando el de delante dobla el monte al pasar y cuando tú llegas, al recuperar la mata su posición inicial, te golpea, eso si sin saña, por ser las plantas seres vivos que no tienen emociones.
Tarazá: estarazá.
Tareina: fijación con alguna tarea que trae el cortesano que da la vara siempre con lo mismo.
Tarquestal: situación de espera en la que se encuentra la cortesana, mientras su novio se demora poniéndose  morao en el casino. Y ella, tarquestal,  tarquestal, tarquestal…
Tarrayá: cantidad muy abundante de comida o bebida  que se sirve a alguien que no quiere tanto. También se aplica a la contestación poco educada que recibe algún cortesano cuando el pobre no se merecía eso.
Táviro: chánviro, descompuesto o desgobernao
Tejeringo: churro o calentito. ¿Viene el nombre de la máquina que usaban los churreros?
Tenazá: agarrón, pellizco o aparpón con el que un cortesano intenta sujetar algo o a alguien que ciertamente le rehúye
Tentuyo: seta de la familia de los boletus. Cortesano mondo, lirondo y orondo
Teresita: mantis religiosa. Cuando se dice de alguien, se predica de ella que esta muy delgada y bracilarga.
Tinaón: andil,  edificación abierta por uno de los laterales más largo y que permite trabajar a cubierto, por ejemplo en las matanzas, cuando el tiempo no es benigno.
Tirabique: tirabeque, tirachinas, pero no de las orientales, sino de las de piedra. Arma muy letal que puede producir fuertes daños colaterales
Tiraero: inclinación, querencia morrúa  hacia algo o alguien
Tiritío: cada uno de los estremecimientos de frío, acompañado de castañeteo de dientes que da el cortesano que se cubre con una tiritaña.
Tocorrear: golpear de forma somera y repetida llegando a dar un por… cierto, que cansino es el tocorreo.
Toli (coger): cuando a alguien se le dice que coja el toli, ni más ni menos se le invita que se largue con el tocorreo a otra parte y no de tanto por…cierto, ¿ te acuerdas de la última vez que te invitaron a coger el toli?
Tonta: morcilla de sangre, pringue y yerbabuena que se come cocida sin necesidad de curación y que la pobre, debe ser tonta por ser el primer embusado que se ingiere, mira si es mala suerte.
Tortero: bulto que sale en la dermis por picadura de algún bicho o por ser  víctima de algún gallúo. En el primer caso, puede aplicar un emplasto de barro al orín. El segundo caso se alivia superponiendo una moneda de diez reales, apretada con un pañuelo amarrado con firmeza. El portador del tortero debe recibir en donativo la susodicha moneda por las apreturas pasadas.
Tosantos (pedir): costumbre muy ancestral es la de pedir tosantos. El día uno de noviembre a.m. la zagalería del pueblo, al brazo una cesta, sale de casa en casa pidiendo el aguinaldo de frutas del tiempo, al tiempo que se canta
Den’uste tosantos
señora por dio,
que venimos cuatro
y entraremos do.
Cuando la parroquia  contaba en su nómina a un par de monaguillos numerarios , éstos, vistiendo las mejores galas talares y acompañadas de otros dos monaguillos eventuales, pedían  tosantos, a la par que bendecían los zaguanes de cada casa con agua bendita que se iba rellenando de la fuente, cuando la  primigenia salida de la iglesia comenzaba a escasear. Esta vianda obtenida era ingerida por el grupo de acólitos el día de difuntos en la torre de la iglesia, ya que entre las obligaciones de este clero infantil figuraba la de doblar las campanas  todo el día en recuerdo de los santos difuntos.
Tracamandaca: relío, o situación controvertida y de difícil comprensión que patrocina el cortesano, cuando con artimañas o por el sesmo de al lado quiere salirse con las suyas.
Tranfuyero: tramposo en el juego. Cortesano que no sigue las reglas legalmente establecidas y de todos conocidas y pretende su ganancia con malas mañas y zorrerías.
Trangallá: paso deforme y exagerado, zancajada. Movimiento torpe y desequilibrado en la marcha o en el baile por poca gracia corporal o ingestión cuantiosa del fruto de la vid y del trabajo del hombre.
Trangallo: palo que se amarra  como suplemento de las varas de varear o se pone amarrado a las bestias y canes para dificultar su marcha. Cortesano desgarbado y sin gracia que se mueve a trangallás.
Trapingallo: limpión o ruilla rota y sucia. Figuradamente, cortesano de poca fama y crédito
Traquiná: cantidad muy abundante de algo. Se aplica habitualmente a los plataos  de comida que las madres quieren hacer comer a los hijos para que estos no se malcríen y no se queden nacos
Traquío: sonido de la traca. Por similitud se aplica a cualquier sonido fuerte y estridente, pero particularmente, un traquío es un pedo largo y restallado.
Tremadal: se usa como segundo término de una comparación: algo es grande como un tremadal cuando su tamaño es descomunalmente desproporcionado. Los informantes no saben que es un tremadal. El DRAE recoge tremedal como terreno pantanoso abundante en turba, cubierto de césped.
Tremotiles: gachiperres, cachivaches, útiles o aperos engorrosos de llevar, más imparte en una mudanza.
Trepa: bifurcación primera del tronco de un árbol. De forma figurada se aplica otro sí, al espacio interberijas.
Trinchina: triquina, Infección que se puede ocasionar al comensal al que se ofrece carne de guarro no reconocido.
Trocolear: mover en vaivén  un recipiente haciéndolo bailar sobre su fondo para remover sus asientos o limpiar su interior. Algún borracho célebre al ser zarandeado por su esposa, replicaba compungido: “no me trocolees que me remueves los asientos”
Tronchas (en): en tronchas es lo mismo que en cascaballeta, pero sobre la región lumbar. En otro tiempo, jugábamos por parejas a transportarnos, cambiando de caballo a jinete, de puerta en puerta. El juego, como no podía  ser de otra manera, se intitulaba “de puerta en puerta”. El éxito estaba en que te tocara ser jinete entre dos puertas muy distantes, mientras tú eras montura sólo en puertas muy próximas. Como siempre, aspiramos a jodernos menos de lo que se jode el prójimo
Trueco: oquedad que se forma en los troncos de los árboles por pudrición de alguna rama. Si tienes la voz muy grave, bronca y aguardentosa se predica sobre  ti que estas metido en un trueco.
Túrdiga: borrachera de gran tamaño e intensa profundidad, cercana al coma etílico, que por cierto, debería llamarse beba etílico.
Turrao: se dice de los labios, orejas, manos u otros apéndices corporales, cuando por mor del gris reinante, casi siempre procedente del norte, presentan quemaduras y asperezas cutáneas. Un remedio infalible para combatir las manos  turrás es verter la propia micción calentita sobre ellas.

CON LA "S"


Sacaliña: alicantinas o excusas para no hacer lo obligado
Sartones: son las larvas de las moscas que se alimentan del queso si no se protege bien, tapándolos con queseras. La creencia popular es que los genera el queso de forma espontanea.
Sampalesmo: dar sampalesmo a alguien es sinónimo de calentarle el organismo a base de sosquines, sopullos, gallúos y similares
Sandiez: este santo, pertenece al mismo santoral que sampalesmo, pero es más desgraciado, pues siempre se invoca su nombre en situaciones ingratas precedido del consabido cago’n…
Sape: vocablo que se usa en voz alta para asustar al gato rafero que te arrambla  el boquerón
Saquito: marca antigua de detergente en polvo que  ha quedado como genérico de todas las lavadoras de nuestro pueblo. Ocho de cada dos fabricantes de lavadoras recomiendan el saquito.
Sebaura: mataura o borboja producida por el zapato nuevo mal probado
Seguío: ser mas seguío que un tonto, que se acaba el camino y sigue el tonto, significa que se es muy morrúo y cansino.
Sesmo: camino o vereda secundaria que conduce generalmente a algún cercado o finca.
Silicupiste: cilicupìste
Simbúscalo: capullo del insecto teresita con propiedades curativas: el portador del simbúscalo está protegido contra el dolor de muelas. Para que surta efecto debe encontrarse sin buscarlo y su poder se potencia si ha sido regalado. ¡Temblad, dentistas!
Sobaquillo: para tirar piedras de sobaquillo, debe agarrar la laja con la mano, hacer un giro del brazo tieso hacia atrás, bascularlo hacia delante y cuando haya realizado un recorrido pendular de 125º, abrir la mano, de modo que la piedra saldrá impulsada, por inercia hacia delante, según las leyes de la dinámica de Isaac Newton. Si no conoce a Newton, creo que le va a costar trabajo lo del sobaquillo.
Socochar: sofreir. Cocinar alguna vianda tan someramente y con tan pocos aditamentos que parece comida propia del segundo día de cagueta
Sogirao: torcido hacia un lado. Colocado fuera de su posición correcta o habitual, daleao
Solivorcio: vasao grande de tinto, blanco o incluso mosto, que los cortesanos beben con avidez o brutaña.
Sollo(estar o ponerse como un sollo): se emplea siempre de forma comparativa,  indicando que el cortesano que adopta este fenotipo se ha puesto tan entrado en carnes que debería cotizar el iva de dos contribuyentes, verías  como se le acababan los cuentos…, ¡hombre!
Sopeao: variante de gazpacho que contiene abundantes sopones de pan migado, que sorben el caldo y como es sabido es comida de cuchara, no como estos gazpachos finolis de la modernidad, que son muy cursis. Un hombre recio come gazpacho majao y migao como dios manda.
Sopullo: guantazo, sosquín contundente o gallúo a mala fe.
Sorbicón: se da un sorbicón cuando se recogen velas (de mocos) porque estas cruzan de través el maxilar superior y amenazan  con inundar el belfo alto. Creo que la coca también va así.
Sortizo: aquello que debería formar bosque, piara, colección…pero se encuentra aislado, está sortizo. No se suele emplear para los hijos únicos.
Sos: el pronombre personal “os” se personaliza en nuestro pueblo como “sos”. Si alguien sos dice: “queridos, sos voy a dar un sosquín”, el sólo se ha delatado: cortesano con denominación de origen
Sosquin: es un sopullo de baja intensidad, con intención menos lacerante que el gallúo o el cotazo.
Sotorrañero: avispero que antaño caíamos de los aleros de los tejados con un palo  largo, por incordiar a las avispas. Desde que se inventó el fogo, este deporte infantil ha venido muy a menos y mira que era ameno…
Supuesto: se le dice al cortesano tan orgulloso y poseído de sí que se da un postín que no le pertenece.

CON LA "R"


Rabiacán: lo rabiacán ofende a los sentidos, principalmente al gusto o a la vista, por presentar sus cualidades de forma muy intensa: me tomé una copa de aguardiente rabiacán para encallar las llaguillas  del garguero”
Rabearse: echarse a un lado, “dalearse”
Rafera: aunque generalmente se califica de  rafera a la cabra que se sube a las pingoyas y se come lo más recóndito, sin dejar títere con cabeza, si se quiere, se puede aplicar a la persona que se comporta como la cabra descrita.
Rajilete: antorcha o luminaria  fabricada con un mamón de olivo en el que se insertan hojas secas de castaño y que se prenden haciéndolas girar el día de las candelas.
Rajiletazo: dolor o calambrazo intenso y discontinuo que se sufre algunas veces cuando se está malo.
Rangla: manga cuya costura al resto de la prenda presenta una forma  unión con el hombro que la diferencia de otras  mangas que no son ranglas. Por la pobre definición, el lector podrá observar mi escasa pericia como sastre.
Rebolla: campanillera entrada en carnes, pero eso si, prietas y duras como una piedra.
Recadar: ordenar los gachiperres, guardar los chimes en el chinero por ejemplo.
Receñío: así esta el campanillero que no da fuego u obra en varios días. Se nota su mal porque se agarra el vientre con ambas manos a la par que aprieta el gesto.
Recohiza: suciedad incrustada, casi tatuada, por lo que cuesta sacarla de su ancestral alojamiento. También se aplica a la calor intensa y pegajosa.
Regotrío: eructo, regüeldo, pero parece de peor gusto el regotrío ¿verdad?
Rejalgar: estrictamente el rejalgar es arsénico de azufre. Los hablantes cortesanos empleamos este término para referirnos  al mozalbete travieso y pícaro, pero no tan abiertamente venenoso como el arsénico.
Rejundir: cundir: “rejundes más que la peste de los pies”
Relambía: es la campanillera díscola y contestona, aquella que no admite que la roce el aire y que por quítame allá esas pajas  te suelta un espolicazo que teja más seco que un biro.
Remondón: campanillero que se ha puesto más gordo y de mejor aspecto, sin llegar a  retortoyúo, después de pasar una endeblés muy mala.
Remor: no dar remor de sí es estar tan profundamente en brazos de Morfeo, que no se despierta aunque le caiga un cabio.
Remueco: corte muy mal hecho, presentando éste tantas rebabas, entrantes, discontinuidades…que demuestran que no sirve la herramienta o no sirve el cortador, o ninguno de los dos. ¡Como para ponerlos  acortar jamón!
Repiar: hacer bailar la repiondera o el trompo. Propinar una bofetada. Pasarse en el cobro: “el casinero no repió cinco euros por dos cafés”
Repinfora: es la campanillera relambía. Observe el querido lector la largura de nuestro léxico para señalar a este tipo de mujer.
Repión: peonza. Fruto de la jara. Se aplica al niño pequeño muy desinquieto. El niño de Serrat de “eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca,” es un repión.
Repiqueñeteá: se aplica este adjetivo a aquel utensilio en extremo barroco, sobrecargado de adornos o excesivamente relleno de detalles. La palabra en sí no tiene connotación peyorativa, es el contexto el que nos mostrará si al hablante  le agrada el objeto repiqueñeteo o no.
Requiciar: rebuscar intensamente sin dejar atrás ningún resquicio.
Resencio: estar al resencio predica que el cortesano que lo padece se encuentra expuesto al aire y al frío y la pobre criatura puede coger un pasmo de padre y muy señor mío.
Retoliques: se emplea la frase hecha “no me retoliques” para indicarle a la persona que discute contigo que no te lleve la contraria. Retolicar sería sinónimo de replicar.
Retortoyúa: campanillera gorda y colorá
Retrónicas: el que tiene muchas retrónicas es el que se empeña con largura en retolicar, empleando muchos y variados argumentos para llevar la contraria y joder al contertulio.
Revolandera: piedras de mayor  tamaño que culminan las paredes de los cercados, evitando con su presión que se desmorone la obra de ripio menor que compone el mural.
Rezar: figurar como dueño de algo o subsidiario de algún derecho: “no reza en ninguna parte que tú seas campanillero”
Rezumbar: propinar algún golpe, estampio o bofetada con intención abiertamente lesiva.
Ribance: desnivel del suelo, talud muy pronunciado, lo que hace muy dificultoso su ascenso
Roera: resbaladera, cuesta abajo, desnivel que permite que algo ruede o resbale.
Ruilla: limpión, trapo de cocina. Poner a alguien como una ruilla es ponerlo como un trapo, injuriarlo.
Rutina: tener muchas rutinas significa que uno tiene muchas sacaliñas o alicantinas. “El rutina” siempre  está de guasa y nos sorprende o exaspera con ideas novedosas o descabelladas.


CON LA "Q"

Querido: esta palabra nos define como hablante de la Corte, más que ninguna otra, por la forma de utilizarla y la cantidad de veces que se emplea.. Empleamos “querido” cuando nos dirigimos a alguien con quien tenemos confianza, aunque muchas veces tiene intención irónica leve. Donde otros hablantes dicen “cariño” nosotros decimos “querido o querida”. Aquí no es sinónimo de amante, no tiene connotación sexual ni erótica

CON LA "P"


Paletosa: planta medicinal que, tomada en infusiones o cocimientos, es muy eficaz  contra purulencias y pústulas, tanto interna como dérmicas y muy recomendable para el campanillero aquejado de dolencias de la zona gargárea. No dejar al alcance de las cabras.
Pandorga: campanillera pastorona, la cual,  por haber transmutado su sangre en gazpacho, se toma la vida con tanta tranquilidad que parece que no se le va a acabar nunca
Panzá: traquiná de algo. Hartazgo. Se aplica frecuentemente a acciones relacionadas con la comestina.
Panzazo: barrigazo dado sobre la superficie del agua por el campanillero que queriendo presumir de que sabe tirarse de cabeza, en el último segundo le puede el miedo.
Papal: mato de papas
Pasaeras: hilera de piedras dispuestas a distancia de una zancajá corta sobre el lecho de un barranco que permiten cruzarlo sin ponerse pingueando hasta las bienzas.
Pasera: corcha, zaranda o cualquier soporte sobre el que se colocan lo higos y orejones para ser deshidratados. Reunión de campanilleros sentados al sol con displicencia.
Pechá: lote o atracón, no necesariamente de comer, disfrutado o sufrido, según los casos, por el campanillero que ha accionado un verbo más de lo que la moderación y el buen uso recomiendan.
Peída: campanillera cilicupiste muy poseída de sí,  que mira más el envoltorio que el regalo.
Pelagarta: campanillera  afectada por el vil vicio de la lujuria. Aquella que se deja seducir por los placeres de la carne
Pellica: vellones de musgo con los que los campanilleros componen el suelo del Portal de Belén. “No poder con la  pellica” es frase hecha que alude al decaimiento que sufre el campanillero que no puede con el pellejo.
Penene: permanentemente.  No tiene nada que ver con los profesores no numerarios
Peo de zorra: seta comestible, casi esférica y muy blanca que en su vetustez forma un polije  tremendo.
Pequi: vocablo empleado para anular la tirada del dado que ha caído fuera de la mesa, cuando se juega a la oca, al parchís o a etcétera.
Perfa: pechá
Perindango: enfermedad contraída por los canes de los campanilleros cazadores, que conlleva la pérdida sustanciosa de masa muscular y movimientos automáticos cual  baile sanvito
Perpejía: borrachera talla 56 con pérdida de memoria de acontecimientos acaecidos durante su disfrute y andares zigzagueantes
Perrengue: llanto desconsolado, ruidoso y cansino que regala a la audiencia el campanillero alevín cuando no le compran el muñeco que quiere.
Pestañazo: sueño ligero y corto que da el campanillero en el sofá cuando le hubiera gustado echarse en la cama con pijama, radio, escupidera, el botico del agua, el pañuelo bajo la almohada… y adoptar la postura del hombre de Vitrubio
Petromán: aunque tiene nombre de superhéroe de cómic americano, este término se aplica a la lámpara de petróleo o butano que se emplea en fiestas campestres nocturnas. Por extensión, alguna de  estas fiestas toma el sonoro nombre de “Petromán”
Pinconazo: dealá o pequeño espolicazo que recibe un campanillero por otro con el que le urge a realizar alguna tarea a la que está obligado.
Pingo: “macho pingo de la abulaga” es el nombre que recibe la persona asilvestrada y montaraz que, rehuyendo del trato social, se comporta de manera un tanto embrutecida y primitiva.
Pingorota: parte superior, cúspide, pingoya o cima de algo. Se aplica muy habitualmente refiriéndose a la cabeza. Tener mal el pingorote o pingorota alude a comportarse de forma alocada e irreflexiva, tener salidas inapropiadas o estar un poco sonado
Pingoya: parte más alta de un árbol
Pipita: enfermedad que aqueja a las gallinas y que cursa con afectaciones malignas sobre el tragadero. La frase “cada gallina con su pipita” alude al hecho de que cada cual tiene sus problemas, sus vicios o sus lacras y por tal motivo no debe regodearse de las ajenas.
Pirri: tener el ojo pirri significa que éste está afectado por alguna enfermedad más o menos prolongada o padece estrabismo ocasional por vapores etílicos
Pitera: brecha o herida craneal ocasionada por percusión de peñasco en lóbulo parietal.
Polije: polvijero, moho, tamo o suciedad cochambrosa que presentan algunos objetos que, por desidia, duermen olvidados de sus dueños en lo más recóndito de los doblados
Porrines: tallos de los ajos, los cuales convenientemente cocinados son un plato sabroso para gustos refinados, a la par que su sutil y delicado aroma impregna en fragancias etéreas el cálido ambiente del  hogar familiar. Me encantan fritos con huevos.
Porrino: campanillero ceporro y morrúo, de piñón fijo, poco apto para ideas innovadoras y anclado en el cualquier tiempo pasado fue mejor.
Prestín: pestiño
Pujiede: campanillero quejica, hipocondríaco y  tristón. Este tipo de persona es muy apreciada en los velorios, por que su estado de salud suele tener  un veinticinco por ciento  más minusvalía que el cadáver de cuerpo presente.
Pujío: sonido que se lanza como desahogo o autoestímulo cuando se desarrolla un sobreesfuerzo notable. Presenta muchas variables sonoras, pero la  censada estadísticamente como más frecuente (87’2 % de las muestras tomadas)  por la conocida socióloga Alba Rico que estudia el fenómeno, es “jeúp”.
Pujo: se sustantiva de pujo a las masas purulentas y viscosas que en ocasiones acompañan a la cagueta mórbida, evidenciando una fuerte diarrea de carácter agudo.
Pusaero: asiento de corcho a modo de taburete bajo, fabricado con planchas unidas con biros de jara.