Rabiacán: lo rabiacán ofende a los sentidos, principalmente al gusto o a
la vista, por presentar sus cualidades de forma muy intensa: “me
tomé una copa de aguardiente rabiacán para encallar las llaguillas del garguero”
Rabearse: echarse a un lado, “dalearse”
Rafera: aunque generalmente se califica de rafera a la cabra que se sube a las pingoyas y se come lo
más recóndito, sin dejar títere con cabeza, si se quiere, se puede aplicar a la
persona que se comporta como la cabra descrita.
Rajilete: antorcha o luminaria
fabricada con un mamón de olivo en el que se insertan hojas secas de
castaño y que se prenden haciéndolas girar el día de las candelas.
Rajiletazo: dolor o calambrazo intenso y discontinuo que se sufre algunas
veces cuando se está malo.
Rangla: manga cuya costura al resto de la prenda presenta una forma unión con el hombro que la diferencia de
otras mangas que no son ranglas. Por la
pobre definición, el lector podrá observar mi escasa pericia como sastre.
Rebolla: campanillera entrada en carnes, pero eso si, prietas y duras
como una piedra.
Recadar: ordenar los gachiperres, guardar los chimes en el chinero por
ejemplo.
Receñío: así esta el campanillero que no da fuego u obra en varios días.
Se nota su mal porque se agarra el vientre con ambas manos a la par que aprieta
el gesto.
Recohiza: suciedad incrustada, casi tatuada, por lo que cuesta sacarla de
su ancestral alojamiento. También se aplica a la calor intensa y pegajosa.
Regotrío: eructo, regüeldo, pero parece de peor gusto el regotrío ¿verdad?
Rejalgar: estrictamente el rejalgar es arsénico de azufre. Los hablantes
cortesanos empleamos este término para referirnos al mozalbete travieso y pícaro, pero no tan
abiertamente venenoso como el arsénico.
Rejundir: cundir: “rejundes más que la peste de los pies”
Relambía: es la campanillera díscola y contestona, aquella que no admite
que la roce el aire y que por quítame allá esas pajas te suelta un espolicazo que teja más seco que
un biro.
Remondón: campanillero que se ha puesto más gordo y de mejor aspecto, sin
llegar a retortoyúo, después de pasar
una endeblés muy mala.
Remor: no dar remor de sí es estar tan profundamente en brazos de
Morfeo, que no se despierta aunque le caiga un cabio.
Remueco: corte muy mal hecho, presentando éste tantas rebabas, entrantes,
discontinuidades…que demuestran que no sirve la herramienta o no sirve el
cortador, o ninguno de los dos. ¡Como para ponerlos acortar jamón!
Repiar: hacer bailar la repiondera o el trompo. Propinar una bofetada.
Pasarse en el cobro: “el casinero no
repió cinco euros por dos cafés”
Repinfora: es la campanillera relambía. Observe el querido lector la
largura de nuestro léxico para señalar a este tipo de mujer.
Repión: peonza. Fruto de la jara. Se aplica al niño pequeño muy
desinquieto. El niño de Serrat de “eso no
se dice, eso no se hace, eso no se toca,” es un repión.
Repiqueñeteá: se aplica este adjetivo a aquel utensilio en extremo barroco,
sobrecargado de adornos o excesivamente relleno de detalles. La palabra en sí
no tiene connotación peyorativa, es el contexto el que nos mostrará si al
hablante le agrada el objeto
repiqueñeteo o no.
Requiciar: rebuscar intensamente sin dejar atrás ningún resquicio.
Resencio: estar al resencio predica que el cortesano que lo padece se
encuentra expuesto al aire y al frío y la pobre criatura puede coger un pasmo
de padre y muy señor mío.
Retoliques: se emplea la frase hecha “no me retoliques” para indicarle a la
persona que discute contigo que no te lleve la contraria. Retolicar sería
sinónimo de replicar.
Retortoyúa: campanillera gorda y colorá
Retrónicas: el que tiene muchas retrónicas es el que se empeña con largura
en retolicar, empleando muchos y variados argumentos para llevar la contraria y
joder al contertulio.
Revolandera: piedras de mayor tamaño
que culminan las paredes de los cercados, evitando con su presión que se
desmorone la obra de ripio menor que compone el mural.
Rezar: figurar como dueño de algo o subsidiario de algún derecho: “no reza en ninguna parte que tú seas campanillero”
Rezumbar: propinar algún golpe, estampio o bofetada con intención
abiertamente lesiva.
Ribance: desnivel del suelo, talud muy pronunciado, lo que hace muy
dificultoso su ascenso
Roera: resbaladera, cuesta abajo, desnivel que permite que algo ruede o
resbale.
Ruilla: limpión, trapo de cocina. Poner a alguien como una ruilla es
ponerlo como un trapo, injuriarlo.
Rutina: tener muchas rutinas significa que uno tiene muchas sacaliñas o
alicantinas. “El rutina” siempre está de
guasa y nos sorprende o exaspera con ideas novedosas o descabelladas.